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Volvió el déficit financiero en febrero, pero en el acumulado bimestral se mantiene el superávit. Luces amarillas para el gobierno

El resultado fiscal del mes de febrero muestra un escenario económico en el que se mezclan indicadores alentadores, en relación con el objetivo del gobierno de lograr un equilibrio presupuestario sostenible en el mediano plazo, con otros que debieran encender luces amarillas en el tablero de control de las autoridades del Palacio de Hacienda.

Economía08/03/2024 13news-Economía

El resultado fiscal del mes de febrero muestra un escenario económico en el que se mezclan indicadores alentadores, en relación con el objetivo del gobierno de lograr un equilibrio presupuestario sostenible en el mediano plazo, con otros que debieran encender luces amarillas en el tablero de control de las autoridades del Palacio de Hacienda.

A efectos de poder realizar un análisis de la situación fiscal del primer bimestre completo de gestión de la administración Milei recordemos, en primer lugar, que el Presupuesto de Gastos y Recursos que está en ejecución en este año 2024 es el prorrogado del año pasado 2023 y que, por lo tanto, los valores máximos de gasto autorizados son los que, en valores nominales, habían sido aprobados oportunamente.

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Asimismo, durante el año 2023 se registró una inflación anual del 211%, lo que marca el nivel de caída, en términos reales del valor de compra de las sumas de gastos autorizadas en el Presupuesto 2023, vigente ahora.

Dicho esto, podemos comenzar a analizar un escenario que se presenta con una faceta financiera en la cual el nivel de gasto público cae muy fuertemente, producto de la licuación por shock inflacionario y del efecto "motosierra" mediante la eliminación de organismos y achique de la planta de personal de reparticiones públicas.

Ambos efectos combinados han generado que los gastos totales de la Administración Nacional registraran una caída real de 23,8% interanual, en el primer bimestre del año.

La caída del gasto en las principales partidas, considerado en forma interanual y, en términos reales, fue la siguiente: las jubilaciones y pensiones cayeron un -33,0%, los subsidios energéticos un -59,5%, los gastos de capital un -82,4% y los programas sociales un 29,9%.

Si bien estas partidas contribuyeron fuertemente a la reducción del gasto total, los intereses de la deuda crecieron, en el período, un 34,2%, en forma interanual y en términos reales.

Este último efecto financiero ha generado que, en el mes de febrero,  el resultado financiero fuese deficitario en -$186.635 millones.

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A pesar de ello, en el acumulado del primer bimestre del año se conservó el superávit de $1.020.296 millones, gracias al buen resultado conseguido en el mes de enero.

El superávit primario, que no tiene en cuenta el pago de intereses, fue 1.805,5% superior al obtenido un año atrás.

Si detuviéramos nuestro análisis en este punto podríamos concluir que el programa financiero del gobierno esta generando un "ancla fiscal" basada en la existencia de superávit financiero y que, por lo tanto, se están cumpliendo con los objetivos de generar sostenibilidad al descenso de la tasa de inflación en el mediano plazo.

De hecho, la "escalerita" del índice de precios al consumidor está mostrando un descenso de unos 5 puntos porcentuales por mes, con un diciembre en 25.5%, un enero en 20% y un mes de febrero en el que el consenso de las consultoras sitúan cerca del 15%.

Asimismo, si miramos el mercado de cambio vemos una significativa reducción de los valores de los dólares financieros (CCL y MEP) acompañados por caídas en el precio del Blue, lo que ha llevado la brecha cambiaria a porcentajes mínimos en relación a nuestra historia reciente.

Entonces, ¿se presenta un horizonte despejado para las autoridades del Ministerio de Economía?

La respuesta a este interrogante es no .Esto recién empieza y hay que introducir en el análisis a los efectos que el programa de ajuste está provocando sobre el sector real de la economía.

Al respecto, tomando la información del Indec, la actividad económica de diciembre retrocedió 3,1% mensual desestacionalizada. En la comparativa de 12 meses, el estimador registró una baja de 4,5%. Así, en 2023 la caída acumulada alcanzó 1,6%.

El arrastre estadístico para 2024 es de 3,5%. 

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En el mes de enero, la actividad cayó 3,8% interanual y, se estima que la caída en la actividad para todo el 2024 será de entre 4 % y 5%. 

De acuerdo a datos provistos por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la industria manufacturera pyme registró en enero una merma del 30% en la facturación del sector medida a precios constantes respecto del mismo período del año pasado. Es el segundo mes consecutivo que la actividad fabril se retrae. En tanto, las ventas se desplomaron 27% en el primer bimestre del año.

Por el lado de las exportaciones, la idea de la "supercosecha" de soja, trigo y maíz ha quedado en el olvido, culpa de la sequía, y la caída en los precios internacionales de estas materias primas ponen un límite al valor final del excedente de la balanza comercial.

¿Cuál es el canal de vinculación entre el comportamiento del sector real de la economía y la lucha por lograr el superávit fiscal que el gobierno no puede descuidar?

La variable que vincula la dinámica del sector real con el plano fiscal es la recaudación tributaria. 

Durante el mes de enero y febrero, todos los tributos que están relacionados con los niveles de actividad de la economía, han caído en términos reales en sus niveles de recaudación.

Los ingresos totales crecieron 0,4% en la comparación interanual, impulsados por las subas en el Impuesto PAIS 405,9%., en los Derechos de Exportación 70,9%  y en el IVA 15,4%. Estos incrementos fueron  compensados con la disminución de los recursos provenientes de la Seguridad Social (-25,1% a/a) y del Impuesto a las Ganancias (-36,5% a/a).

En artículos anteriores, hemos dicho que el programa en marcha no constituye un verdadero Plan Integral de Estabilización Económica y que sólo se trata de un programa financiero basado en la licuación del gasto público y la destrucción de pesos motorizada por una tasa de interés negativa en relación a la inflación.

El sector real de la economía comienza a pasar factura poniendo límites al horizonte de superávit fiscal a través de la caída, en términos reales, de la recaudación. Menor ingreso tributario obligaría a mayor reducción del gasto que, a su vez, repercutiría en un nuevo descenso de la actividad y de la recaudación, en una dinámica insostenible.

La única forma en la que el escenario de superávit fiscal se vuelva sostenible en el mediano plazo y que genere los niveles de confianza para reiniciar un proceso de inversión productiva en nuestro país es mediante la mejora en los niveles de productividad de la economía, vía reformas estructurales, desregulaciones y un nuevo ordenamiento fiscal que incentive la inversión y el empleo.

Más actividad económica es más recaudación y contribuye a volver sostenible el superávit fiscal. 

El ex Ministro Domingo Cavallo, en un reportaje televisivo, ha sostenido que al gobierno no se le debe ir la mano en el ajuste al sector privado, ya que el mismo termina resintiendo, no sólo el entramado social, sino que conduce directamente a poner en peligro la recaudación tributaria y la posibilidad de tener equilibrio fiscal.

Otra luz amarilla que se enciende en el tablero está relacionado con el nivel de ejecución del gasto autorizado en el presupuesto prorrogado.

Dado que, como ya hemos dicho, la inflación del 2023 alcanzó el 211% interanual, los montos nominales de gasto autorizados han quedado totalmente fuera de la realidad.

Prueba de ello es que, los gastos totales devengados al mes de febrero representan el 24% del total de gastos presupuestados. Para decirlo de otro modo, en dos meses el gobierno gastó casi un cuarto del presupuesto total.

En gastos corrientes, al mes de febrero, se lleva ejecutado el 25,8% de los créditos. El nivel más alto de ejecución se registró en los intereses de la deuda 55,6%, mientras que en el otro extremo se ubicaron las transferencias corrientes a provincias (4,0%). Por su parte, los gastos de capital devengados fueron equivalentes al 3,1% de su presupuesto.

Si proyectáramos esto para el resto del año significaría que, en el mes de agosto, se habría consumido el total de gastos autorizados para el año.

La herramienta con la que cuenta el gobierno para sobrellevar esta situación es utilizar recursos tributarios excedentes a los recaudados en 2023 para continuar gastando. Pero para que ello ocurra la recaudación, en términos reales, tiene que aumentar y, como vimos, ello no sucederá sino hay un freno en los niveles de caída de la actividad de la economía real.

Vemos ahora la urgencia en que el gobierno logre avanzar en los procesos de desregulación, fomento a la inversión y reordenamiento tributario, como formas de aumentar la productividad de nuestra economía y el reinicio de un proceso virtuoso de inversión productiva, único camino para consolidar, en el mediano plazo, el equilibrio fiscal, la eliminación definitiva de la emisión y endeudamiento y erradicar el impuesto más nocivo existente: la inflación.

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