BCRA acelera el crawling peg a la tasa de inflación mensual: cómo impacta en el dólar, las reservas y la inflación de 2026
La autoridad monetaria modificó el esquema cambiario para priorizar la acumulación de divisas. El mercado celebró con subas en bonos y acciones, pero persisten dudas sobre la meta inflacionaria del 20% anual
El Banco Central de la República Argentina anunció cambios significativos en su política cambiaria que entrarán en vigencia desde enero de 2026. La medida principal consiste en acelerar el ritmo de ajuste del techo de la banda de flotación desde el 1% mensual vigente hasta el 2,5%. Esta decisión responde a una demanda sostenida del mercado financiero y busca fortalecer las reservas internacionales del organismo. Santiago Bausili, presidente de la entidad, presentó los lineamientos en conferencia de prensa ante analistas e inversores.
Qué cambia en el esquema de bandas cambiarias desde enero
El límite superior de la zona de flotación pasará de 1.527 pesos al cierre de diciembre hasta aproximadamente 1.565 pesos para fines de enero. El incremento mensual se determinará según el índice de precios al consumidor del período inmediatamente anterior. Para febrero, el ajuste dependerá de la inflación registrada durante el último mes de 2025. El economista Fernando Marull proyectó que el techo podría ubicarse cerca de 1.860 pesos hacia diciembre del próximo año si la suba de precios converge al 20% anual esperado.
La modificación otorga mayor margen de maniobra para adquirir divisas sin presionar el tipo de cambio hacia el límite superior. Con el esquema anterior del 1% mensual, cualquier compra significativa de dólares corría el riesgo de empujar rápidamente la cotización hacia el techo establecido. El nuevo ritmo de deslizamiento reduce esa tensión y permite intervenciones más agresivas en el mercado oficial de cambios durante los próximos meses.
Meta de reservas: el BCRA apunta a comprar entre USD 10.000 y USD 17.000 millones
El comunicado oficial estableció un objetivo base de adquisición de 10.000 millones de dólares mediante emisión de pesos durante 2026. Sin embargo, la autoridad monetaria dejó abierta la posibilidad de elevar esa cifra hasta 17.000 millones bajo determinadas condiciones favorables. El primer requisito es que la demanda de moneda local crezca un punto adicional del producto bruto interno. El segundo factor depende de que el flujo de divisas del balance de pagos genere excedentes suficientes para sostener ese nivel de compras.
La estrategia se inscribe dentro del plan de remonetización gradual de la economía argentina. El equipo conducido por Luis Caputo apuesta a que la recuperación de la actividad productiva incremente naturalmente la necesidad de pesos en circulación. Bajo ese supuesto, la mayor oferta monetaria generada por las compras de dólares sería absorbida sin trasladarse a los precios minoristas. El éxito de esta apuesta determinará si resulta compatible acumular reservas y simultáneamente reducir la inflación al ritmo proyectado.
Factores que favorecen la acumulación de divisas en el corto plazo
Varios elementos confluyen para facilitar las compras del Central durante el primer trimestre del próximo año. La liquidación de la cosecha fina correspondiente a un ciclo récord de trigo aportará un flujo considerable de exportaciones agrícolas. Adicionalmente, empresas privadas y gobiernos provinciales colocaron bonos en mercados internacionales por aproximadamente 6.000 millones de dólares que ingresarán progresivamente al sistema financiero local.
Otro dato alentador provino del comportamiento del sector privado respecto al atesoramiento. Durante noviembre, la demanda de divisas para ahorro se desplomó hasta apenas 200 millones de dólares mensuales. Esta cifra representa un mínimo histórico que libera espacio para que el organismo monetario capture el excedente de oferta sin competir contra compradores particulares. La combinación de mayor ingreso y menor salida configura un escenario propicio para fortalecer las arcas del Central.
Reservas netas negativas: el punto débil que persiste en el balance del BCRA
A pesar de las compras recientes del Tesoro Nacional, las reservas netas continúan en territorio negativo. El stock bruto superó los 42.000 millones de dólares tras adquisiciones diarias cercanas a 300 millones. Sin embargo, esta métrica incluye encajes bancarios, swaps con otros bancos centrales y préstamos de organismos multilaterales que no representan disponibilidad genuina. Los analistas consideran que las reservas de libre disponibilidad siguen siendo el talón de Aquiles del programa económico vigente.
El fortalecimiento patrimonial del Banco Central resulta indispensable para enfrentar eventuales turbulencias externas. Un shock en los mercados internacionales o una caída abrupta de los precios de las materias primas encontraría a la Argentina con escasa capacidad de respuesta. Los inversores celebraron precisamente que la nueva política priorice explícitamente la acumulación de divisas por sobre otros objetivos macroeconómicos. El vencimiento de deuda soberana por 4.200 millones de dólares el 9 de enero representa la primera prueba concreta de este enfoque renovado.
El interrogante central: ¿es compatible este esquema con inflación del 20% en 2026?
Las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado anticipan una desaceleración significativa de los precios minoristas. Pasar del 30% estimado para 2025 hacia el 20% proyectado para el próximo año requiere una reducción de diez puntos porcentuales en apenas doce meses. Los nuevos anuncios introducen variables que podrían dificultar ese sendero descendente. Mayor crawling peg implica un ancla cambiaria más débil, mientras que la emisión para comprar dólares expande la base monetaria.
El equipo económico confía en que la reactivación productiva generará demanda genuina de pesos suficiente para absorber la expansión monetaria prevista. Si ese supuesto se verifica, Argentina lograría simultáneamente acumular reservas y consolidar la desinflación iniciada en 2024. El primer trimestre de 2026 aportará evidencia concreta sobre la viabilidad de esta apuesta. Los mercados financieros seguirán de cerca cada dato de inflación y cada intervención cambiaria para evaluar si los objetivos resultan mutuamente compatibles.
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