En la madrugada de este viernes 19 de julio, una falla informática de alcance mundial comenzó a afectar a aerolíneas, bancos, bolsas de valores y otros servicios críticos en todo el planeta. Lo que inicialmente parecía ser un problema aislado, rápidamente se convirtió en una crisis tecnológica sin precedentes que puso de manifiesto la vulnerabilidad de los sistemas interconectados en la era digital.

Primeras señales de alarma

Las primeras señales de que algo andaba mal surgieron cuando las principales aerolíneas estadounidenses, incluyendo Delta, United y American Airlines, se vieron obligadas a suspender todos sus vuelos debido a lo que la Administración Federal de Aviación (FAA) describió como "problemas de comunicaciones". La FAA emitió un comunicado indicando que estaba siguiendo de cerca un problema técnico que afectaba a los sistemas informáticos de las aerolíneas estadounidenses.

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Casi simultáneamente, el problema se extendió a Europa. El aeropuerto de Berlín-Brandeburgo anunció la suspensión de todos sus vuelos hasta las 10:00 am hora local debido a un "problema técnico". En los Países Bajos, el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol, uno de los más transitados de Europa, informó que se había visto impactado por un fallo informático global que también afectaba al aeropuerto de Eindhoven y a la aerolínea Transavia.

La crisis se extiende

A medida que avanzaba la mañana, quedó claro que el problema no se limitaba al sector de la aviación. La Bolsa de Londres sufrió retrasos en el inicio de sus operaciones y se vio afectada en su servicio de noticias del mercado. El FTSE 100 de Londres abrió con un retraso de 20 minutos y con una caída del 0,6%.

En el sector ferroviario, el mayor operador del Reino Unido, Govia Thameslink Railway, anunció que estaba experimentando "problemas informáticos de amplitud" en toda su red, lo que podría resultar en cancelaciones de último minuto.

La crisis también llegó a Asia. En Hong Kong, la Autoridad Aeroportuaria anunció que algunas aerolíneas se habían visto afectadas por una interrupción en los sistemas informáticos. Cathay Pacific, la aerolínea de bandera de Hong Kong, informó que sus servicios de reserva y canje de vuelos no estaban disponibles.

En India, tres aerolíneas importantes - IndiGo, Akasa Air y SpiceJet - reportaron interrupciones en sus sistemas de reservas. IndiGo declaró explícitamente que sus sistemas estaban "afectados por una interrupción de Microsoft".

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Microsoft reconoce el problema

Ante la creciente crisis, Microsoft finalmente emitió un comunicado reconociendo el problema. La compañía afirmó que estaba tomando "medidas de mitigación" para abordar las interrupciones en sus aplicaciones y servicios de Microsoft 365. Según la empresa, un cambio de configuración en una parte de la carga de trabajo de los servidores de Azure había provocado una interrupción de almacenamiento y de procesamiento que afectó a los servicios de Microsoft 365.

La compañía explicó que estaba redirigiendo el tráfico afectado a sistemas alternativos para aliviar el impacto y que sus servicios seguían experimentando mejoras mientras continuaban tomando medidas de mitigación.

Impacto global y respuestas

A medida que avanzaba el día, el alcance global de la crisis se hizo cada vez más evidente:

- En Francia, Air France informó interrupciones en varios de sus servicios, aunque los aeropuertos Charles de Gaulle y Orly seguían operando con normalidad.

- La aerolínea irlandesa Ryanair, la mayor de Europa en número de pasajeros, reportó alteraciones en su red y aconsejó a los pasajeros llegar al aeropuerto con tres horas de anticipación.

- En España, el gestor aeroportuario AENA informó que las operaciones se estaban desarrollando con sistemas manuales debido a la falla.

- KLM, la aerolínea bandera de los Países Bajos, anunció la suspensión de la mayoría de sus vuelos.

- Turkish Airlines se vio obligada a cancelar 84 vuelos.

La crisis también afectó a otros sectores. En los Países Bajos, varios hospitales reportaron problemas con sus sistemas informáticos. En el Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud (NHS) también se vio afectado. En Australia, la cadena nacional ABC declaró que sus sistemas habían sido impactados por un fallo "importante".

Incluso el mundo del deporte y el entretenimiento se vio afectado. El Manchester United tuvo que posponer la venta de entradas debido a la interrupción, y la cadena de noticias Sky News en el Reino Unido sufrió interrupciones en su transmisión.

Búsqueda de soluciones y explicaciones

A medida que la crisis se profundizaba, las empresas y organizaciones afectadas buscaban desesperadamente soluciones y explicaciones. Microsoft continuó trabajando para mitigar el impacto, pero la magnitud del problema era evidente.

En medio de la confusión, surgieron preocupaciones sobre la posibilidad de un ciberataque. Sin embargo, la agencia de ciberseguridad francesa, Anssi, declaró que no había evidencia que sugiriera que la interrupción se debiera a un ciberataque.

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La verdad detrás de la crisis

A medida que se aclaraba la situación, emergió una explicación sorprendente. George Kurtz, CEO de CrowdStrike, una empresa de ciberseguridad, reveló que el problema se originó en una actualización defectuosa de su plataforma de seguridad informática.

"CrowdStrike está trabajando activamente con los clientes afectados por un defecto encontrado en una única actualización de contenido para hosts de Windows. Los hosts Mac y Linux no se ven afectados", manifestó Kurtz en la red social X. "Esto no es un incidente de seguridad ni un ciberataque. El problema ha sido identificado, aislado y se ha implementado una solución".

Esta revelación puso de manifiesto la fragilidad de los sistemas interconectados y cómo un solo punto de falla puede tener repercusiones globales.

Impacto económico y reacciones del mercado

El impacto económico de la crisis fue inmediato y significativo. Las acciones de CrowdStrike cayeron hasta un 14% en las operaciones previas a la apertura del mercado en Estados Unidos. Microsoft también vio una caída en sus acciones de cerca del 3%.

Más allá de las empresas directamente involucradas, la crisis afectó a una amplia gama de sectores. Las aerolíneas, los bancos y las empresas de tecnología vieron caídas en sus cotizaciones a medida que los inversores reaccionaban a la noticia.

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Recuperación gradual y lecciones aprendidas

A medida que avanzaba el día, los sistemas comenzaron a recuperarse gradualmente. American Airlines informó que había logrado restablecer sus operaciones de manera segura. El aeropuerto de Berlín-Brandeburgo anunció que los vuelos comenzaban a reanudarse gradualmente.

Sin embargo, el impacto residual continuó afectando a algunas aplicaciones y servicios. Microsoft advirtió que, aunque la causa subyacente se había solucionado, algunos usuarios podrían seguir experimentando problemas mientras se completaban las medidas de mitigación.

La crisis puso de relieve la necesidad de una mayor resiliencia en los sistemas informáticos críticos y la importancia de contar con planes de contingencia sólidos. También subrayó la creciente dependencia global de un pequeño número de proveedores de servicios tecnológicos, lo que plantea preguntas sobre la necesidad de una mayor diversificación y redundancia en los sistemas críticos.

La falla global del 19 de julio de 2024 quedará en la historia como un recordatorio de la vulnerabilidad de nuestros sistemas interconectados. Aunque la crisis se resolvió en gran medida en cuestión de horas, sus efectos se sintieron en todo el mundo y en múltiples sectores.

Esta experiencia sin duda llevará a una reevaluación de las prácticas de seguridad informática y de gestión de riesgos en todo el mundo. También es probable que impulse conversaciones sobre la necesidad de una mayor cooperación internacional en materia de ciberseguridad y resiliencia de sistemas críticos.

A medida que avanzamos, la lección clave de este incidente es clara: en nuestra era digital altamente interconectada, la seguridad y la estabilidad de nuestros sistemas informáticos son tan cruciales como cualquier otra infraestructura crítica. Garantizar su robustez y resiliencia debe ser una prioridad absoluta para gobiernos, empresas y organizaciones en todo el mundo.