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"No nos resignemos a que debemos vivir mal": La marcha de San Cayetano y el llamado a la esperanza del Arzobispo García Cuerva

En un día cargado de simbolismo y reivindicaciones sociales, miles de argentinos se movilizaron este 7 de agosto en Buenos Aires para celebrar a San Cayetano, patrono del pan, la salud y el trabajo

Economía07/08/2024 13News-Economía

En un día cargado de simbolismo y reivindicaciones sociales, miles de argentinos se movilizaron este 7 de agosto en Buenos Aires para celebrar a San Cayetano, patrono del pan, la salud y el trabajo. La tradicional peregrinación, que cada año reúne a fieles y organizaciones sociales, adquirió este 2024 un cariz especial ante la compleja situación económica que atraviesa el país.

Desde las primeras horas de la mañana, las calles de la capital argentina se vieron colmadas de personas que, con fe y esperanza, se dirigieron al santuario de San Cayetano en el barrio de Liniers. La jornada comenzó con una ceremonia religiosa a las 8:00, encabezada por el arzobispo porteño Jorge García Cuerva y el obispo villero Gustavo Carrara. Posteriormente, a las 10:00, dio inicio la peregrinación que partió desde Cuzco y Avenida Rivadavia, descendiendo por esta última hasta desembocar en la emblemática Plaza de Mayo.

La manifestación de este año cobró un significado particular al contar con la participación activa de la Confederación General del Trabajo (CGT) y diversos movimientos sociales. Bajo el lema "Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo", la marcha se convirtió en un espacio de protesta contra las políticas del gobierno de Javier Milei y una plataforma para denunciar lo que los manifestantes consideran una "emergencia alimentaria, social y laboral".

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Entre las organizaciones presentes se encontraban el Movimiento Evita, Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), el Polo Obrero, Madres de Plaza de Mayo, Libres del Sur, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Argentina. Esta diversidad de actores sociales refleja la amplitud de la convocatoria y la preocupación transversal por la situación del país.

Héctor Daer, cosecretario general de la CGT, expresó en la previa de la movilización el compromiso de la central obrera "con todos los trabajadores, con los que tienen la suerte de estar en la formalidad y los que desgraciadamente están en la informalidad y todos los días se la tienen que rebuscar para llevar el pan a la mesa". Sus palabras resonaron entre los manifestantes como un llamado a la unidad y la solidaridad en tiempos difíciles.

En este contexto de reivindicación social y espiritual, las palabras del arzobispo Jorge García Cuerva adquirieron especial relevancia. En declaraciones a medios locales, el líder religioso hizo un llamado a la esperanza y la acción colectiva: "No bajemos los brazos, no nos resignemos a que los argentinos debemos vivir mal". Esta frase, que captura el espíritu de la jornada, se convirtió en un mantra para muchos de los presentes.

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García Cuerva aprovechó la ocasión para subrayar el carácter inclusivo de la celebración de San Cayetano: "Es el patrono de todos, es el patrono del pan y el trabajo. Está en las entrañas más profundas de todo el pueblo argentino. No es un santo de un partido político, o un sector social. San Cayetano no le pregunta a nadie a quién vota". Con estas palabras, el arzobispo buscó trascender las divisiones políticas y llamar a la unidad en torno a valores compartidos.

El líder religioso también ofreció un análisis de la situación económica del país, reconociendo mejoras en algunos índices como el inflacionario, pero señalando el aumento de la desocupación. Ante este panorama, insistió en la importancia de "seguir adelante" y no resignarse a condiciones de vida precarias. García Cuerva destacó el papel del trabajo como "el gran ordenador de la vida en sociedad" y la importancia de una "educación de calidad para los sectores más humildes", en línea con la doctrina social de la Iglesia.

La marcha de San Cayetano no estuvo exenta de complicaciones logísticas para la ciudad. El Gobierno porteño implementó un operativo de cortes de tránsito en el barrio de Liniers para facilitar el movimiento de los fieles, que desde el día anterior habían comenzado a hacer fila en el santuario, llevando sillas y reposeras para asegurar sus lugares. Estas escenas de devoción y paciencia son un testimonio de la importancia que San Cayetano tiene para muchos argentinos, especialmente en tiempos de incertidumbre económica.

El acto central en Plaza de Mayo, programado para las 13:00, se perfilaba como el momento culminante de la jornada. Allí, representantes de las organizaciones sociales y sindicales tenían previsto expresar sus demandas y preocupaciones ante la situación del país. La confluencia de actores tan diversos en un mismo espacio físico y simbólico subraya la capacidad de convocatoria que aún mantienen las manifestaciones populares en Argentina.

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La celebración de San Cayetano de este año se da en un contexto político y económico particularmente tenso. Con un gobierno que ha implementado medidas de ajuste y una oposición que busca canalizar el descontento social, la marcha se convierte en un termómetro de la situación del país. Las demandas por trabajo digno, alimentación adecuada y políticas sociales inclusivas resuenan con fuerza en un momento en que muchos argentinos enfrentan dificultades cotidianas.

En este sentido, el llamado de García Cuerva a no resignarse adquiere una dimensión que trasciende lo religioso para convertirse en un mensaje de esperanza y acción para toda la sociedad. La invitación a "construir un país más justo, mejor, para todos" resuena como un desafío colectivo que requiere el compromiso de todos los sectores.

La jornada de San Cayetano 2024 quedará en la memoria como un momento de encuentro, reflexión y reivindicación. Más allá de las diferencias políticas y sociales, la marcha demostró que aún existen espacios donde los argentinos pueden unirse en torno a valores compartidos y aspiraciones comunes. El desafío, como señaló el arzobispo García Cuerva, es traducir esa unidad momentánea en acciones concretas que mejoren la vida de todos los ciudadanos.

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En un país acostumbrado a las crisis y las recuperaciones, la celebración de San Cayetano se erige como un recordatorio anual de la resiliencia y la fe del pueblo argentino. La imagen de miles de personas marchando juntas, con sus esperanzas y preocupaciones a cuestas, es un poderoso símbolo de una sociedad que, a pesar de las dificultades, se niega a bajar los brazos. El llamado a no resignarse, lanzado desde el corazón de la fe popular, resuena como un eco de la persistente voluntad de los argentinos de construir un futuro mejor, contra viento y marea.

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