Gobierno se prepara para enfrentar masiva marcha contra veto presidencial a la Ley de Financiamiento Universitario
Esta movilización, que evoca recuerdos de la multitudinaria protesta del 23 de abril pasado, surge como respuesta al anunciado veto presidencial a una ley recientemente sancionada por el Congreso, destinada a reforzar el financiamiento de las universidades públicas argentinas
La administración del presidente Javier Milei se encuentra en una encrucijada mientras se prepara para enfrentar lo que se anticipa será una masiva manifestación universitaria el próximo miércoles. Esta movilización, que evoca recuerdos de la multitudinaria protesta del 23 de abril pasado, surge como respuesta al anunciado veto presidencial a una ley recientemente sancionada por el Congreso, destinada a reforzar el financiamiento de las universidades públicas argentinas.
El gobierno nacional observa con creciente preocupación los preparativos para esta marcha, que promete congregar a miles de personas en las calles de Buenos Aires y otras ciudades importantes del país. La convocatoria, impulsada por una coalición de actores del ámbito universitario, incluye al Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que agrupa a los rectores de las universidades públicas; el Frente Sindical de Universidades Nacionales, que representa al personal docente y no docente; y la Federación Universitaria Argentina, que aglutina a los estudiantes. A estos se sumarán diversos sectores políticos y sindicales de la oposición, augurando una demostración de fuerza significativa.
En un intento por mitigar el impacto de la protesta, el oficialismo ha desplegado una serie de estrategias comunicacionales. El secretario de Educación, Carlos Torrendell, ha sido una de las voces más activas en este esfuerzo. En declaraciones recientes, Torrendell cuestionó la transparencia en el manejo de los datos sobre la matrícula universitaria, afirmando que "hay 600.000 alumnos en las universidades nacionales que no sabemos si están inscriptos en alguna materia o no, el 38% de los alumnos, y los fondos se dan a partir del número total de estudiantes". Esta declaración busca poner en duda la legitimidad de los reclamos por mayores recursos.
Torrendell fue más allá al sugerir que la "invención" de alumnos es una práctica con una larga historia en el sistema educativo argentino, remontándose a 200 años atrás. "Ha pasado en las primarias, secundarias y puede estar pasando en las universidades, sobre todo cuando hay facultades que empiezan a perder alumnos", argumentó el funcionario. Estas afirmaciones forman parte de una estrategia más amplia para deslegitimar las demandas del sector universitario y justificar la postura del gobierno frente a los recortes presupuestarios.
El conflicto se agudizó tras el rechazo por parte de los sectores universitarios a una oferta del Ejecutivo de un incremento del 5,8% para octubre. Desde la perspectiva de las universidades, esta propuesta es insuficiente, considerando que, según sus cálculos, desde la asunción de Milei, sus ingresos han experimentado una caída del 70%. Esta brecha entre la oferta gubernamental y las expectativas del sector educativo superior ilustra la profundidad de la crisis presupuestaria que enfrentan las instituciones de educación superior en Argentina.
La situación se torna aún más compleja con el anuncio del presidente Milei de su intención de vetar en su totalidad la ley aprobada por el Congreso. Esta legislación buscaba actualizar las partidas presupuestarias de las universidades según el índice de inflación del INDEC, con una asignación del 0,14% del PBI. El veto presidencial, que se espera sea oficializado en los próximos días, representa un nuevo punto de fricción entre el gobierno y la comunidad universitaria.
Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en una entrevista reciente con Infobae, ofreció una perspectiva desde dentro del sistema universitario. Gelpi reconoció que se habían logrado algunos avances en cuanto a los fondos para el funcionamiento hasta diciembre, pero lamentó que la cuestión salarial siguiera sin resolverse. "Nos quedamos con esa idea, quizás fuimos ingenuos por haber confiado", expresó el rector, reflejando un sentimiento de desilusión compartido por muchos en el ámbito académico.
Las consecuencias de esta crisis presupuestaria son múltiples y afectan diversos aspectos de la vida universitaria. Gelpi mencionó la falta de fondos para comprar reactivos, realizar publicaciones en medios científicos que dan prestigio a las facultades, y advirtió sobre la renuncia de muchos docentes debido a los ingresos cada vez más limitados. Esta situación plantea serias preocupaciones sobre la calidad y sostenibilidad de la educación superior pública en Argentina a largo plazo.
El gobierno de Milei, consciente del desafío que representa la marcha del miércoles, ha intentado mostrar una señal de fortaleza. El sábado pasado, el presidente lanzó La Libertad Avanza como partido nacional, en un acto que sirvió para reafirmar su posición de que "no hay plata" para satisfacer las demandas de las universidades. Este movimiento político busca consolidar el apoyo a las políticas de austeridad del gobierno, incluso frente a la creciente presión del sector educativo.
Sin embargo, en un intento de suavizar su postura, fuentes cercanas al secretario Torrendell han comenzado a sugerir que, aunque la relación con el sector universitario sigue tensa, "lentamente se tratará de volcar recursos hacia las universidades, que son muy importantes para nosotros". Esta declaración podría interpretarse como un reconocimiento tácito de la importancia del sistema universitario público y un intento de abrir la puerta a futuras negociaciones.
La marcha del miércoles se perfila como un momento crucial en este conflicto. La capacidad de movilización de los sectores universitarios, junto con el apoyo de diversos actores políticos y sociales, pondrá a prueba la determinación del gobierno de Milei de mantener su línea de austeridad presupuestaria. Al mismo tiempo, la respuesta del gobierno a esta demostración de fuerza podría definir el curso de las relaciones entre el Ejecutivo y el sector educativo superior en los próximos meses.
El desenlace de esta confrontación tendrá implicaciones significativas no solo para el futuro inmediato de las universidades públicas argentinas, sino también para el panorama político más amplio del país. La educación superior pública ha sido históricamente un pilar fundamental de la movilidad social y el desarrollo científico-tecnológico en Argentina. La forma en que se resuelva esta crisis presupuestaria podría tener repercusiones duraderas en la capacidad del país para mantener su posición como uno de los sistemas universitarios más prestigiosos de América Latina.
En última instancia, el conflicto entre el gobierno de Milei y el sector universitario refleja un debate más amplio sobre el rol del Estado en la provisión de servicios públicos y la dirección económica del país. Mientras el gobierno argumenta la necesidad de ajustes fiscales para estabilizar la economía, los defensores de la universidad pública sostienen que la inversión en educación superior es crucial para el desarrollo a largo plazo de Argentina.
A medida que se acerca el día de la marcha, tanto el gobierno como los sectores universitarios se preparan para lo que podría ser un punto de inflexión en esta disputa. La magnitud de la movilización y la respuesta subsiguiente del gobierno podrían determinar no solo el futuro del financiamiento universitario, sino también la capacidad de la administración Milei para implementar su agenda de reformas económicas frente a una oposición organizada y determinada.
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