Guerra Comercial: Goldman Sachs prevé 45% de recesión y aumenta 105% exposición a Bitcoin
En un movimiento que ha generado ondas de preocupación entre los inversores globales, Goldman Sachs elevó su pronóstico de probabilidad de recesión en Estados Unidos al 45% para los próximos doce meses, mientras simultáneamente incrementa su exposición a criptoactivos
En un movimiento que ha generado ondas de preocupación entre los inversores globales, Goldman Sachs elevó su pronóstico de probabilidad de recesión en Estados Unidos al 45% para los próximos doce meses, mientras simultáneamente incrementa su exposición a criptoactivos. Esta evaluación, la más pesimista desde el inicio del ciclo inflacionario post-pandemia, refleja una creciente inquietud sobre la trayectoria económica estadounidense en medio de tensiones comerciales globales y condiciones financieras cada vez más restrictivas.
El informe "Cuenta regresiva para la recesión", difundido por la entidad financiera, detalla un deterioro acelerado en las métricas económicas fundamentales, con especial énfasis en las consecuencias potenciales de las medidas arancelarias programadas. Steven Rattner, quien dirigió el Grupo de Trabajo Automotriz durante la administración Obama y actualmente se desempeña como financista en Wall Street, amplificó la relevancia de estas proyecciones a través de sus canales en redes sociales, subrayando la gravedad implícita en la nueva perspectiva del banco de inversión.
La institución financiera también ajustó a la baja sus proyecciones de crecimiento del Producto Interno Bruto para el último trimestre de 2025, situándolas en apenas un 0.5%, según compartió Nick Timiraos, corresponsal económico principal del Wall Street Journal. "Estamos reduciendo nuestras expectativas de expansión económica tras un notable endurecimiento en las condiciones financieras, boicots de consumidores internacionales y una intensificación en la incertidumbre política que probablemente afectará las inversiones de capital más severamente de lo anticipado", citó Timiraos del análisis elaborado por Goldman Sachs.
Lo particularmente alarmante del pronóstico actual radica en que asume que numerosas barreras arancelarias previstas no llegarán a materializarse. La entidad financiera advierte explícitamente que, en caso de que la administración implemente completamente el paquete de aranceles anunciado, el banco se vería obligado a formalizar un pronóstico oficial de recesión, escenario que intensificaría las presiones inflacionarias ya existentes y ejercería mayor fuerza contractiva sobre la economía estadounidense.
Esta visión pesimista encuentra eco en las plataformas de predicción, donde Polymarket registra apuestas que asignan casi un 70% de probabilidad a una contracción económica tras la implementación de las medidas comerciales restrictivas denominadas "Liberation Day", evidenciando un consenso creciente sobre los riesgos recesivos.
Paradójicamente, mientras el panorama macroeconómico se ensombrece, Goldman Sachs continúa fortaleciendo significativamente su posición en el ecosistema de activos digitales. Documentos financieros revelan que a mediados de febrero la institución mantenía aproximadamente 1,500 millones de dólares invertidos en Bitcoin, principalmente a través de participaciones en fondos cotizados (ETF) gestionados por BlackRock y Fidelity.
El compromiso del banco con los activos digitales no solo se mantiene sino que se intensifica, evidenciado por un incremento del 88% en sus participaciones en iShares Bitcoin Trust (IBIT) y un impresionante aumento del 105% en Franklin Bitcoin Trust (FBTC), según los registros más recientes. Esta estrategia refleja una creciente apreciación institucional del Bitcoin como potencial reserva de valor alternativa durante periodos de volatilidad en mercados tradicionales.
La aparente contradicción entre las sombrías perspectivas económicas y el creciente interés en criptoactivos podría interpretarse como una estrategia de diversificación frente a riesgos sistémicos. El propio director ejecutivo de Goldman Sachs, David Solomon, ha destacado recientemente las posibilidades transformadoras que ofrece la tecnología blockchain para optimizar procesos en el sistema financiero tradicional, aunque subrayando que no considera al Bitcoin como una amenaza directa para la hegemonía del dólar estadounidense.
La preocupación por una posible recesión no es exclusiva de Goldman Sachs. JPMorgan se convirtió en el primer gran banco de Wall Street en pronosticar formalmente una contracción económica tras el anuncio de medidas arancelarias, anticipando repercusiones económicas más amplias derivadas de potenciales conflictos comerciales. Su análisis sugiere que la Reserva Federal podría verse obligada a implementar recortes en las tasas de interés antes de lo previamente previsto como medida para contrarrestar la desaceleración económica.
Esta posibilidad introduce el fantasma de la estanflación en el diálogo económico: un escenario donde coexisten presiones inflacionarias con estancamiento productivo, combinación particularmente desafiante para los responsables de política monetaria. El dilema enfrentado por los banqueros centrales se intensifica ante la creciente probabilidad de que sea necesario recurrir a mecanismos de flexibilización cuantitativa (QE) para estabilizar el sistema financiero estadounidense.
Un eventual retorno a políticas de expansión monetaria tendría implicaciones sustanciales para diversos sectores, especialmente para el mercado de activos digitales. Si la Reserva Federal opta por inyectar liquidez adicional al sistema, podría proporcionar un respiro temporal para activos considerados de mayor riesgo, categoría donde frecuentemente se clasifica al Bitcoin. Sin embargo, tales intervenciones también podrían exacerbar las presiones inflacionarias existentes, complicando aún más la ecuación para los arquitectos de política económica.
La estrategia de Goldman Sachs de incrementar simultáneamente su exposición a Bitcoin mientras advierte sobre riesgos recesivos refleja una tendencia creciente entre instituciones financieras tradicionales: la exploración de activos alternativos como respuesta a un panorama económico incierto. Esta aproximación dual sugiere una reevaluación del papel que podrían desempeñar los criptoactivos en portfolios institucionales durante contextos de inestabilidad macroeconómica.
El rendimiento comparativamente resiliente del Bitcoin frente a otras clases de activos en meses recientes refuerza esta narrativa, posicionándolo potencialmente como instrumento de diversificación estratégica ante riesgos sistémicos. La creciente integración de criptoactivos en estrategias de inversión de entidades financieras establecidas representa una evolución significativa en la percepción institucional sobre estos instrumentos.
Mientras el debate sobre las consecuencias económicas de políticas comerciales restrictivas continúa intensificándose, la convergencia entre advertencias recesivas y mayor exposición a activos digitales ilustra la complejidad del panorama financiero contemporáneo. La aparente paradoja podría interpretarse como una adaptación pragmática a un entorno donde tradicionales correlaciones entre clases de activos están siendo reconsideradas.
El incremento en la probabilidad de recesión proyectada por Goldman Sachs a 45%, junto con su apuesta por expandir participaciones en fondos cotizados de Bitcoin, captura la esencia de un periodo de transición en paradigmas financieros. La institución parece estar implementando una estrategia bifurcada: preparándose para potenciales contracciones económicas mientras explora activamente oportunidades en tecnologías financieras emergentes.
Esta dualidad estratégica podría señalar un punto de inflexión donde activos tradicionalmente considerados alternativos comienzan a ocupar espacios menos periféricos en carteras institucionales, respondiendo a incertidumbres sistémicas crecientes en mercados convencionales. La evolución de esta tendencia determinará si estamos presenciando una recalibración temporal o una transformación más fundamental en la arquitectura financiera global.
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