Argentina flexibiliza importaciones: Caputo anuncia reducción arancelaria para 27 bienes de capital industriales
El gobierno argentino profundizó su política de apertura comercial mediante una nueva reducción de aranceles que beneficia a 27 categorías de bienes de capital
El gobierno argentino profundizó su política de apertura comercial mediante una nueva reducción de aranceles que beneficia a 27 categorías de bienes de capital, según informó este martes el ministro de Economía, Luis Caputo. La medida alcanza a productos gravados con tasas que oscilaban entre el 20% y el 35%, incluyendo maquinaria industrial esencial para diversos sectores productivos.
"Continuamos reduciendo aranceles", comunicó el titular del Palacio de Hacienda a través de su cuenta oficial en la plataforma X, detallando que los ítems beneficiados comprenden desde equipamiento para industrias específicas hasta maquinaria de uso generalizado en procesos productivos. Entre los productos contemplados figuran ascensores, ventiladores industriales, equipos especializados para las industrias metalúrgica, petrolera y alimenticia, hornos de panadería, bombas centrífugas, polipastos eléctricos y máquinas de corte de pelo y esquila.
Esta iniciativa se suma a la reciente disminución impositiva aplicada a productos electrónicos de consumo masivo, consolidando una tendencia orientada a la reducción de barreras comerciales que ha caracterizado a la administración actual. "Con esta reducción ya bajamos aranceles a 1081 productos", destacó Caputo en su comunicación oficial, evidenciando la magnitud del proceso de apertura implementado durante los últimos meses.
El anuncio se produjo simultáneamente con la oficialización del decreto que modifica el esquema impositivo para teléfonos celulares importados, cuya tasa pasará del 16% al 8% en una primera etapa, para luego alcanzar el 0% a partir del 15 de enero de 2026. Similar tratamiento recibirán los televisores y consolas de videojuegos provenientes del exterior, cuyos impuestos internos se reducirán del 19% al 9,5% inmediatamente, para posteriormente quedar completamente desgravados.
Desde las esferas gubernamentales justificaron estas modificaciones argumentando que "mejorarán las condiciones de oferta de los bienes contemplados, reducirán los precios de mercado y facilitarán el acceso de los consumidores a dichos productos, promoviendo la inclusión digital y el desarrollo tecnológico". Esta explicación revela la estrategia dual de la medida: por un lado, reducir costos para el aparato productivo y, por otro, ampliar el acceso tecnológico para la población.
Como contraparte a la flexibilización importadora, el Ejecutivo dispuso la eliminación total de los impuestos internos que gravaban a los celulares, acondicionadores de aire y televisores fabricados en Tierra del Fuego, pasando del 9% al 0%. Según fuentes oficiales, esta decisión "redundará en la disminución de los costos de fabricación, mejorando las condiciones de competitividad y productividad, y contribuyendo al aumento de la inversión productiva en el sector y de su disponibilidad en el mercado local".
La reciente batería de medidas comerciales se inscribe en un plan económico más amplio que busca modernizar la estructura productiva argentina mediante la exposición a la competencia internacional, mientras se incentiva la actualización tecnológica del aparato industrial nacional. Este enfoque representa un giro respecto a políticas previas que priorizaban la protección de industrias locales mediante barreras arancelarias elevadas.
Especialistas del sector productivo señalan que la reducción arancelaria para bienes de capital podría tener un impacto positivo en la renovación del parque industrial argentino, particularmente en sectores que requieren equipamiento especializado no fabricado localmente. La medida facilitaría la adquisición de tecnología avanzada necesaria para incrementar la productividad y competitividad internacional de las empresas argentinas.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, había adelantado la semana pasada algunos lineamientos del nuevo esquema arancelario, destacando que las modificaciones en los impuestos a la importación y la eliminación de gravámenes internos "implicará rebajas de al menos 30% en los precios" de los productos afectados, especialmente en el segmento de electrónica de consumo.
El impacto de estas medidas se sentirá particularmente en el mercado de teléfonos celulares, donde la reducción arancelaria combinada con la eliminación de impuestos internos podría modificar sustancialmente la estructura de precios. Argentina ha mantenido históricamente valores elevados para estos dispositivos en comparación con otros mercados regionales, situación que podría cambiar significativamente con la implementación completa del nuevo esquema impositivo.
Economistas consultados destacan que la reducción de aranceles para bienes de capital constituye una estrategia coherente con el objetivo de modernización productiva, aunque señalan la importancia de implementar políticas complementarias que faciliten la adaptación de los sectores industriales locales al nuevo escenario competitivo. La transición hacia un modelo de menor protección arancelaria requiere acompañamiento para industrias que pudieran verse afectadas negativamente.
La medida forma parte de un proceso gradual de transformación del régimen comercial argentino, que ha acumulado ya más de mil productos con reducciones arancelarias según los datos proporcionados por el ministro Caputo. Este enfoque escalonado permite a los sectores productivos adaptarse progresivamente a las nuevas condiciones de mercado, mientras se generan las condiciones para incrementar la competitividad sistémica de la economía.
La política comercial implementada refleja una apuesta por la integración de Argentina en las cadenas globales de valor, facilitando tanto la importación de tecnología avanzada como la potencial exportación de productos elaborados con mayor valor agregado. Este enfoque contrasta con estrategias anteriores orientadas principalmente a la sustitución de importaciones mediante barreras arancelarias elevadas.
Para el sector industrial, especialmente para pequeñas y medianas empresas, el acceso a maquinaria y equipamiento tecnológico avanzado a precios más competitivos podría representar una oportunidad para actualizar procesos productivos y mejorar estándares de calidad. Sin embargo, también implica el desafío de adaptarse a un entorno de mayor competencia internacional.
La reducción arancelaria para bienes de capital constituye una herramienta orientada a modificar la estructura de costos en sectores clave de la economía, potenciando especialmente aquellas industrias con capacidad de generación de valor agregado y potencial exportador. Esta estrategia apunta a romper con limitaciones históricas derivadas del encarecimiento artificial de tecnologías productivas esenciales.
Las autoridades económicas anticipan que estas modificaciones en el régimen comercial contribuirán a un proceso de transformación productiva más amplio, orientado a incrementar la competitividad de la economía argentina en mercados internacionales cada vez más exigentes. El desafío consistirá en equilibrar la apertura comercial con políticas que fortalezcan las capacidades productivas locales y generen condiciones para un crecimiento sostenible.
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