Curva de rendimientos del Tesoro de EE.UU. se invierte: ¿Señal de recesión inminente o falsa alarma?
Los mercados financieros se vieron sacudidos el lunes cuando la curva de rendimientos del Tesoro de Estados Unidos experimentó una breve inversión, un fenómeno que no se observaba desde julio de 2022
Los mercados financieros se vieron sacudidos el lunes cuando la curva de rendimientos del Tesoro de Estados Unidos experimentó una breve inversión, un fenómeno que no se observaba desde julio de 2022. Este evento, que ocurre cuando los rendimientos a corto plazo superan a los de largo plazo, ha captado la atención de inversores y analistas por igual, ya que históricamente ha sido un precursor de recesiones económicas.
La jornada comenzó con un repunte en los rendimientos de los bonos del Tesoro, que se alejaron de los mínimos anuales alcanzados recientemente. Este movimiento se produjo en respuesta a los comentarios del presidente de la Reserva Federal de Chicago, Austan Goolsbee, quien afirmó que los datos de empleo de julio, más débiles de lo esperado, no indican necesariamente una recesión inminente. Además, los sólidos datos del sector servicios ayudaron a disipar algunos temores sobre la salud de la economía estadounidense.
Sin embargo, el aspecto más notable de la jornada fue el comportamiento de la curva de rendimientos. El diferencial entre las notas del Tesoro a dos y diez años, una métrica cuidadosamente observada por los economistas, brevemente entró en territorio positivo por primera vez en casi dos años. Este fenómeno, conocido como "inversión de la curva de rendimientos", ha sido históricamente un indicador fiable de recesiones futuras.
Para comprender la importancia de este evento, es crucial entender qué es la curva de rendimientos y por qué su forma es tan significativa para los pronósticos económicos. En condiciones normales, los bonos a largo plazo ofrecen rendimientos más altos que los bonos a corto plazo, ya que los inversores exigen una mayor compensación por mantener deuda durante períodos más largos. Esta situación se refleja en una curva de rendimientos con pendiente positiva.
Sin embargo, cuando los inversores comienzan a preocuparse por las perspectivas económicas a corto plazo, tienden a comprar más bonos a largo plazo, lo que hace subir sus precios y bajar sus rendimientos. Al mismo tiempo, las expectativas de recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal pueden hacer que los rendimientos a corto plazo se mantengan elevados. Cuando este proceso se intensifica, puede llevar a una inversión de la curva de rendimientos.
La importancia de este indicador radica en su historial. Desde la década de 1950, cada recesión en Estados Unidos ha sido precedida por una inversión de la curva de rendimientos, aunque no todas las inversiones han llevado a una recesión. Este patrón ha llevado a muchos economistas a considerar la inversión de la curva como una señal de advertencia de posibles problemas económicos en el horizonte.
No obstante, la situación actual presenta algunas particularidades que complican el análisis. En primer lugar, la inversión observada el lunes fue breve y marginal, con el diferencial alcanzando apenas 1,50 puntos básicos en territorio positivo antes de volver a invertirse. Además, como señala el informe, esta inversión ha durado más que en episodios anteriores, lo que plantea dudas sobre su fiabilidad como indicador en el entorno económico actual.
Los comentarios de Austan Goolsbee añaden otra capa de complejidad al panorama. El funcionario de la Fed subrayó la importancia de vigilar atentamente los cambios en la economía para evitar una política monetaria excesivamente restrictiva. Esta declaración sugiere que la Reserva Federal está dispuesta a ajustar su enfoque si las condiciones económicas lo justifican, lo que podría mitigar el riesgo de una recesión inducida por políticas.
Además, los datos del sector servicios ofrecen un rayo de esperanza. El repunte de la actividad en julio, impulsado por un aumento de los nuevos pedidos y el primer incremento del empleo en seis meses, indica que al menos una parte importante de la economía estadounidense mantiene su resiliencia.
Sin embargo, los mercados financieros parecen estar anticipando un cambio en la política monetaria. Los operadores ahora valoran en un 84% la probabilidad de que la Reserva Federal recorte las tasas en 50 puntos básicos en su próxima reunión de septiembre, una expectativa que se ha intensificado tras los datos de empleo más débiles de lo esperado publicados el viernes. Algunos incluso han comenzado a posicionarse para un posible recorte de tasas fuera de programa antes de septiembre.
Este cambio en las expectativas se refleja en los movimientos de los rendimientos de los bonos. Los rendimientos de los bonos a dos años, que son particularmente sensibles a las expectativas de tasas de interés a corto plazo, subieron 7,3 puntos básicos hasta el 3,944%, después de haber tocado su nivel más bajo desde abril de 2023. Por su parte, el rendimiento de las notas de referencia a 10 años aumentó 2 puntos básicos hasta el 3,817%, tras haber alcanzado su mínimo desde junio de 2023.
La pregunta que surge naturalmente es: ¿estamos realmente al borde de una recesión? La respuesta, como suele ocurrir en economía, no es sencilla. Aunque la inversión de la curva de rendimientos ha sido históricamente un indicador fiable, el entorno económico actual es único en muchos aspectos. La pandemia de COVID-19 y las posteriores medidas de estímulo han distorsionado muchos indicadores económicos tradicionales, y la Reserva Federal ha mantenido una postura más agresiva en su lucha contra la inflación que en ciclos anteriores.
Además, es importante recordar que, incluso si la inversión de la curva de rendimientos resulta ser una señal precisa, históricamente ha habido un retraso de entre 12 y 24 meses entre la inversión y el inicio de una recesión. Esto significa que, incluso si estamos ante una señal genuina, la economía estadounidense podría seguir creciendo durante algún tiempo.
En conclusión, mientras la breve inversión de la curva de rendimientos del lunes ciertamente merece atención, no debe interpretarse como una sentencia definitiva sobre el futuro de la economía estadounidense. Los inversores, políticos y ciudadanos harían bien en considerar este indicador en el contexto más amplio de otros datos económicos, las acciones de la Reserva Federal y las condiciones globales.
La economía es un sistema complejo y dinámico, y ningún indicador individual puede capturar completamente su estado o predecir su futuro con certeza. En los próximos meses, será crucial seguir de cerca una variedad de indicadores económicos, así como las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, para obtener una imagen más clara de hacia dónde se dirige la economía estadounidense.
Mientras tanto, la volatilidad en los mercados de bonos y las cambiantes expectativas de tasas de interés subrayan la importancia de la diversificación y la gestión prudente del riesgo para los inversores. En un entorno económico incierto, la flexibilidad y la capacidad de adaptación serán cualidades cruciales tanto para los participantes del mercado como para los responsables políticos.
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