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La encrucijada del tipo de cambio argentino: Impacto empresarial tras la flexibilización del cepo cambiario

La reciente modificación del régimen cambiario argentino ha generado un escenario de alta volatilidad que plantea interrogantes cruciales sobre la competitividad de las empresas nacionales

Economía27/04/2025 13News-Economía

 La Newsletter de Gustavo Reija - Economista-CEO NETIA GROUP

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La reciente modificación del régimen cambiario argentino ha generado un escenario de alta volatilidad que plantea interrogantes cruciales sobre la competitividad de las empresas nacionales. Con el dólar oficial oscilando en niveles cercanos a los $1.200, por debajo del centro de la banda de flotación establecida por el gobierno entre $1.000 y $1.400, los analistas económicos advierten sobre las consecuencias de una apreciación cambiaria que podría repetir errores del pasado.

La eliminación parcial de restricciones cambiarias provocó un aumento inicial del 11% en el tipo de cambio real multilateral (TCRM), indicador que compara el valor de la moneda local frente a la de sus principales socios comerciales. Sin embargo, este ajuste apenas logró recuperar los niveles observados a mediados de 2024 o, como referencia histórica más distante, los de 2017. Más preocupante resulta que el TCRM permanece aproximadamente un 25% por debajo de los valores registrados durante los primeros meses de la administración Milei.

"El escenario actual reproduce patrones de apreciación similares a los experimentados durante el gobierno de Mauricio Macri, periodo caracterizado por un creciente déficit de cuenta corriente que obstaculizó la acumulación sostenible de reservas internacionales", señalan especialistas del sector financiero. Esta tendencia resulta particularmente problemática en un contexto donde el acceso a los mercados internacionales de deuda enfrenta limitaciones significativas.

dxlar_cepo_lupa_crop1634472184478.jpg_1572130063Economistas advierten que el dólar podría superar los $1.400 antes de fin de año, desafiando la estrategia oficial

Las fluctuaciones recientes han sido notorias. Tras alcanzar brevemente la zona de los $1.200 en los primeros días bajo el nuevo esquema, la cotización del dólar mayorista descendió a aproximadamente $1.100 a principios de esta semana, para luego estabilizarse ligeramente por debajo de los $1.200. Esta volatilidad refleja un mercado que busca adaptarse a las nuevas condiciones de flotación dentro de los parámetros establecidos.

Desde la firma de inversiones Invertir en Bolsa interpretan este comportamiento como "un proceso lógico dado el nuevo esquema, con el mercado acostumbrándose a la flotación y el tipo de cambio buscando precio en el centro de las bandas". Adicionalmente, prevén que "dadas las expectativas de ingreso de divisas, no sería descabellado esperar un tipo de cambio que continúe apreciándose en la primera mitad del año, impulsado principalmente por la liquidación del sector agropecuario y la flexibilización de acceso al MULC para inversores no residentes".

Dilemas de competitividad económica
El nivel actual del tipo de cambio genera profundas implicaciones para diversos sectores productivos. Pablo Moldovan, director de la consultora C-P, explica que "en su estrategia antiinflacionaria, el gobierno ha optado por desatender deliberadamente las dimensiones productiva y competitiva de la economía". Esta decisión política tiene consecuencias directas: "Es esperable que intenten sostener la tendencia a la apreciación mediante el ingreso de dólares financieros, lo que no solo limita la capacidad de revertir el déficit de cuenta corriente, sino que también compromete la competitividad de sectores clave como la industria, en un escenario de apertura comercial y condiciones externas poco favorables".

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Los extremos de la banda cambiaria representan escenarios con distintas problemáticas. Moldovan advierte que "mientras un escenario en el piso de la banda plantea problemas de competitividad cambiaria, el techo obliga al gobierno a una reacción de política contractiva en el plano fiscal y monetario que también resulta problemática para el mundo de la producción".

Para Guido Zack, director del área de economía en Fundar, la actual cotización cercana a $1.200 otorga cierta ventaja competitiva a los importadores, aunque todavía insuficiente. En contraste, la mejora para los exportadores es considerablemente menor, dado que anteriormente estos operaban bajo el esquema "blend", que les permitía liquidar parte de sus ventas al valor del dólar contado con liquidación (CCL), significativamente superior al oficial.

En cuanto a los escenarios extremos, Zack plantea que un tipo de cambio adherido al límite inferior de la banda generaría efectos contradictorios: positivos a corto plazo (reducción de la inflación y mejora de ingresos reales), pero negativos a mediano plazo, perjudicando a múltiples sectores económicos. "Tarde o temprano ese tipo de cambio insostenible experimenta un salto brusco, acelerando la inflación y deteriorando los ingresos", señala.

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Por otra parte, con un tipo de cambio próximo al límite superior, se presentarían dificultades inmediatas relacionadas con su impacto recesivo, mientras que su viabilidad a largo plazo dependería fundamentalmente de la capacidad gubernamental para estabilizar expectativas y aumentar las reservas internacionales.

El turismo como indicador de la distorsión cambiaria
El sector turístico representa un claro reflejo de las consecuencias de la apreciación del peso argentino. Los datos publicados por el INDEC correspondientes a marzo, previos a la modificación cambiaria, muestran un incremento del 100% en los viajes de argentinos al exterior en comparación con el mismo mes del año anterior, mientras que las llegadas de extranjeros al país experimentaron una contracción del 24%.

Este comportamiento asimétrico resultó particularmente notable en destinos regionales. Los viajes hacia Chile aumentaron un 170,3% y hacia Uruguay un 104,2%, mientras que Brasil se consolidó como el principal receptor de turistas argentinos con un incremento del 99,4% respecto a marzo de 2024.

"Cuando resulta más económico vacacionar en Florianópolis que en Mar del Plata, Argentina enfrenta un problema estructural", advierte Zack. "Esto tiene una doble repercusión negativa: por un lado, implica una salida significativa de divisas que podrían destinarse a otros sectores estratégicos como el energético, y por otro, afecta severamente a diversos segmentos de la economía nacional, particularmente los industriales".

Perspectivas para el sector empresarial
Para las empresas argentinas, el escenario actual presenta desafíos complejos que varían según su orientación al mercado interno o externo. Las compañías exportadoras enfrentan una pérdida relativa de competitividad, especialmente considerando que bajo el esquema anterior podían acceder a mejores tipos de cambio para parte de sus operaciones. En contraste, las firmas importadoras o aquellas que utilizan insumos del exterior podrían beneficiarse temporalmente de la apreciación, aunque permanecen atentas a posibles correcciones futuras.

Las empresas orientadas al mercado interno deberán navegar un contexto donde la apreciación cambiaria podría estimular cierta recuperación del consumo al reducir presiones inflacionarias, pero simultáneamente enfrentarán una creciente competencia de productos importados con precios relativos más atractivos.

La sustentabilidad del modelo actual dependerá crucialmente del ingreso de divisas por exportaciones agrícolas e inversiones extranjeras. Sin embargo, la experiencia histórica argentina sugiere que los periodos prolongados de apreciación cambiaria suelen concluir con ajustes abruptos que generan inestabilidad económica y afectan la planificación empresarial.

El desafío para el gobierno consiste en encontrar un equilibrio que permita controlar la inflación sin comprometer excesivamente la competitividad del aparato productivo nacional. Para las empresas, la clave residirá en desarrollar estrategias adaptativas que contemplen distintos escenarios cambiarios, priorizando mejoras de productividad que reduzcan su vulnerabilidad ante las fluctuaciones del tipo de cambio.

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