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Desempleo subió al 7,9% en el primer trimestre de 2025

La paradoja laboral argentina se profundiza durante los primeros meses de 2025, cuando los indicadores de desocupación registraron incrementos significativos a pesar de señales evidentes de recuperación productiva

Economía20/06/2025 13News-Economía

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La paradoja laboral argentina se profundiza durante los primeros meses de 2025, cuando los indicadores de desocupación registraron incrementos significativos a pesar de señales evidentes de recuperación productiva. Esta contradicción económica desafía las teorías tradicionales sobre la correlación entre crecimiento y empleo, configurando un escenario complejo que demanda análisis detallado de las transformaciones estructurales del mercado laboral nacional.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos reveló que la desocupación alcanzó 7,9% durante el período enero-marzo, representando un incremento respecto al 7,7% medido durante el mismo trimestre del ejercicio anterior. Esta cifra constituye el registro más elevado desde 2021, cuando la economía transitaba el proceso de recuperación posterior a las restricciones pandémicas que habían contraído severamente la producción nacional.

La extrapolación estadística permite estimar que aproximadamente 1.790.000 argentinos se encuentran actualmente sin empleo, evidenciando la magnitud social de una problemática que trasciende los meros números para impactar directamente sobre millones de familias. Esta realidad contrasta de manera notable con las señales positivas emanadas desde diversos sectores productivos que muestran signos claros de reactivación.

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La tasa de actividad económica se posicionó en 48,2%, mientras que el indicador de empleo se ubicó en 44,4%, reflejando una brecha significativa entre quienes buscan trabajo activamente y aquellos que efectivamente logran insertarse en el mercado laboral formal. Estos guarismos revelan tensiones estructurales que van más allá de fluctuaciones coyunturales para adentrarse en transformaciones profundas del tejido productivo.

Luis Campos, investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, identificó modificaciones sustanciales en la composición ocupacional que explican parte de estos fenómenos aparentemente contradictorios. El empleo independiente experimentó expansión notable, escalando desde 21,9% hasta 23,5%, mientras que los asalariados no registrados dentro del universo de trabajadores dependientes crecieron desde 35,7% hasta 36,3%.

Esta recomposición laboral señala tendencias preocupantes hacia la precarización ocupacional, fenómeno que se materializa mediante el crecimiento de modalidades de trabajo carentes de protecciones sociales básicas. La informalidad laboral registró incrementos desde 40,8% hasta 42% entre los períodos comparados, consolidando una tendencia regresiva que se extiende por más de una década según especialistas consultados.

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Daniel Schteingart, sociólogo especializado en mercados laborales, destacó que únicamente 46% de las personas ocupadas mantiene empleos asalariados registrados durante el primer trimestre de 2025. Esta proporción representa el nivel más reducido desde 2007, evidenciando un retroceso sostenido en la calidad del empleo disponible que compromete las perspectivas de movilidad social ascendente.

La consolidación de procesos de precarización laboral refleja transformaciones estructurales que trascienden administraciones específicas para convertirse en características sistémicas de la economía argentina contemporánea. Hernán Letcher, director del Centro de Estudios para la Producción Argentina, identificó tres fenómenos simultáneos que caracterizan la coyuntura actual del mercado laboral nacional.

El primer elemento consiste en la reducción salarial real incluso en contextos de desaceleración inflacionaria, donde únicamente los trabajadores registrados del sector privado lograron incrementos nominales. Esta situación genera pérdida de poder adquisitivo para amplios sectores de la población trabajadora, impactando negativamente sobre el consumo interno y la demanda agregada.

El segundo componente involucra la destrucción neta de puestos de trabajo, proceso que se desarrolla paralelamente a señales de recuperación productiva en diversos sectores económicos. Esta desconexión entre crecimiento del producto y generación de empleo sugiere transformaciones tecnológicas y organizacionales que modifican los requerimientos de mano de obra por unidad de producción.

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El tercer factor comprende la precarización creciente mediante la sustitución de empleos registrados por modalidades informales carentes de protecciones laborales básicas. Esta transición genera ahorros de costos para empleadores pero deteriora significativamente las condiciones de vida de los trabajadores afectados.

Juan Manuel Telechea, economista especializado en análisis laborales, calificó los resultados como particularmente negativos debido a la ruptura de correlaciones históricas entre actividad productiva y empleo. La economía registró crecimiento del 6,2% durante el primer trimestre comparado con el mismo período del ejercicio anterior, caracterizado por contracciones severas de la actividad general.

Esta desconexión entre variables tradicionalmente correlacionadas sugiere modificaciones estructurales profundas en los procesos productivos que permiten incrementos de producción sin expansión proporcional del empleo. Telechea identificó incrementos significativos tanto en el trabajo independiente como en la informalidad laboral, confirmando tendencias regresivas en la calidad ocupacional.

Federico Pastrana, de CP Consultores, observó que el subempleo mantiene niveles similares al primer trimestre de 2024, registrando incluso ligeras reducciones respecto a trimestres anteriores. Esta estabilización indica que el subempleo dejó de funcionar como mecanismo compensatorio de la desocupación abierta, limitando las alternativas disponibles para quienes buscan insertarse laboralmente.

La desocupación juvenil presenta características particularmente preocupantes, con incrementos desde 17,3% hasta 19,2% entre mujeres de 14 a 29 años, mientras que los varones del mismo segmento etario experimentaron alzas desde 14,1% hasta 15,1%. El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas destacó que mientras la desocupación general aumentó 1 punto porcentual durante los últimos 2 años, la población joven sufrió incrementos de 2,3 puntos porcentuales.

Estos indicadores juveniles revelan dificultades específicas para la inserción laboral de nuevas generaciones, comprometiendo perspectivas de desarrollo profesional y acumulación de experiencia laboral. La exclusión temprana del mercado formal genera consecuencias duraderas sobre trayectorias ocupacionales futuras y capacidades de generación de ingresos.

La distribución geográfica de la desocupación evidencia disparidades regionales significativas que reflejan heterogeneidades productivas y demográficas del territorio nacional. El Gran Buenos Aires registró la mayor desocupación con 9,1%, superando en 1,2 puntos porcentuales el promedio nacional y confirmando las dificultades específicas de la región más poblada del país.

En el extremo opuesto, la Patagonia presentó la menor desocupación con 4,9%, situándose 3 puntos porcentuales por debajo del promedio nacional. Esta diferencia regional refleja tanto las características productivas específicas de cada zona como las dinámicas demográficas que determinan la presión sobre los mercados laborales locales.

Las implicaciones de estos desarrollos trascienden el ámbito estrictamente laboral para impactar sobre dimensiones más amplias del desarrollo social y económico. La precarización creciente compromete la capacidad de consumo de amplios sectores sociales, limitando las perspectivas de crecimiento sostenido basado en la expansión del mercado interno.

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