Banco Central revela estrategia monetaria post-unificación: la clave detrás del crédito privado y la acumulación de reservas
Federico Furiase, director del Banco Central (BCRA) y asesor cercano del ministro Luis Caputo, reveló los mecanismos técnicos que el equipo económico está aplicando para incrementar la liquidez en pesos sin generar presiones inflacionarias, un desafío que había resultado esquivo para administraciones anteriores
La economía argentina está atravesando una transformación profunda en su esquema monetario y cambiario tras la implementación del nuevo régimen de bandas. Federico Furiase, director del Banco Central (BCRA) y asesor cercano del ministro Luis Caputo, reveló los mecanismos técnicos que el equipo económico está aplicando para incrementar la liquidez en pesos sin generar presiones inflacionarias, un desafío que había resultado esquivo para administraciones anteriores.
La estrategia monetaria actual establece una clara diferenciación entre dos mecanismos para inyectar pesos a la economía. Por un lado, la remonetización vía Tesoro, que ocurre cuando este organismo devuelve pesos en las licitaciones primarias contra cancelación de deuda; y por otro, la monetización mediante la adquisición de divisas por parte del BCRA cuando el tipo de cambio alcanza el piso de la banda cambiaria.
"En equilibrio general dinámico no son sustitutos perfectos", explicó Furiase, desmitificando la noción de que ambos mecanismos producen efectos equivalentes en el sistema financiero. Esta distinción resulta fundamental para comprender las recientes operaciones del gobierno en el mercado de deuda donde, de manera deliberada, no se renovaron todos los vencimientos.
La remonetización a través del Tesoro refleja actualmente un desequilibrio positivo: un exceso de demanda de liquidez combinado con un exceso de oferta de títulos públicos proveniente principalmente del sector bancario. Este fenómeno, denominado "punto Anker" por los economistas del equipo, se mantiene consistente con tasas reales significativamente positivas que emergen de manera endógena en el sistema.
Este proceso es consecuencia directa de una serie de factores concatenados: la notable desaceleración inflacionaria experimentada en los últimos meses, la consiguiente reducción en las tasas nominales de interés y la progresiva recuperación en la demanda de dinero y crédito por parte del sector privado. Todo ello ocurre en un contexto donde la base monetaria amplia permanece fija, actuando como ancla nominal del sistema.
El experto ilustró mediante un gráfico cómo esta dinámica se traduce en un fenómeno positivo para la economía real: los bancos están reduciendo su exposición a instrumentos de deuda gubernamental para redirigir esos recursos hacia el financiamiento del sector privado, impulsando así la reactivación económica.
En contraste, cuando el Banco Central adquiere divisas al alcanzarse el piso de la banda cambiaria (actualmente en $1.000), responde a una dinámica diferente. Esta intervención surge ante un exceso de demanda de moneda local frente a una oferta aumentada de dólares, situación que refleja una mejora en los fundamentos macroeconómicos, el saneamiento de balances tanto públicos como privados, y expectativas favorables respecto a los flujos financieros futuros.
El nivel establecido para el piso móvil de la banda no es arbitrario, sino que está directamente vinculado con la recapitalización del BCRA, institución que recibió desembolsos inmediatos por 20.000 millones de dólares en reservas líquidas de libre disponibilidad, fortaleciendo significativamente su posición.
El panorama monetario experimentó una transformación significativa a partir del 14 de abril, cuando entró en vigencia el nuevo régimen cambiario anunciado por Caputo dos días antes. Bajo este esquema, la cotización oficial del dólar fluctúa dentro de un corredor definido entre $1.000 y $1.400, con un deslizamiento mensual del 1%. El mecanismo de intervención es claro: el BCRA adquiere divisas cuando el tipo de cambio toca el piso y las vende al alcanzarse el techo, sin necesidad de esterilizar estas operaciones.
Sin embargo, Furiase advirtió que no debe asumirse automáticamente que la remonetización mediante compra de dólares en el límite inferior de la banda resuelve por sí sola el exceso de demanda de pesos o el exceso de oferta de títulos del Tesoro en manos del sistema financiero. Existen al menos dos razones fundamentales que explican esta asincronía.
Primero, existe una diferencia crucial en la velocidad de ajuste entre ambos mecanismos. Es perfectamente posible que se realice una licitación del Tesoro con un roll over inferior al 100% por razones positivas (el ya mencionado "punto Anker") antes de que el tipo de cambio alcance el piso de la banda. Segundo, el fenómeno refleja una reconfiguración estratégica en las decisiones de cartera de las entidades financieras, que están optando por destinar recursos al financiamiento productivo en lugar de continuar acumulando títulos públicos.
La licitación realizada por el Tesoro el pasado 25 de abril confirma esta tendencia. El Ministerio de Economía logró captar $5,2 billones sobre una oferta total de $5,6 billones, cubriendo aproximadamente el 70% del vencimiento. Resulta revelador que el 60% de la demanda se concentró en instrumentos con vencimiento previo a las elecciones legislativas de octubre, evidenciando cierta cautela entre los inversores respecto al panorama político.
Entre los instrumentos colocados destacó la LECAP con vencimiento en agosto, que absorbió $2,12 billones, ofreciendo una prima aproximada del 2% respecto al rendimiento de mercado. La BONCAP con expiración en octubre captó $1,06 billones. Los inversionistas mostraron menos interés por instrumentos alternativos como bonos ajustados por tipo de cambio o por inflación.
El funcionario resaltó que el fenómeno del "punto Anker" está íntimamente relacionado con la creciente preferencia de los bancos por otorgar financiamiento a familias y empresas, aprovechando un entorno macroeconómico más estable y la reducción en las necesidades de financiamiento del sector público. Este comportamiento opera "independientemente del nivel de tipo de cambio al que el BCRA monetice contra compra de dólares y en determinadas licitaciones resulta inelástico a la tasa de corte establecida por el Tesoro".
Un elemento clave de la estrategia oficial ha sido la construcción preventiva de un significativo colchón de reservas en pesos por parte del Tesoro. Este proceso se inició hace aproximadamente un año, combinando el superávit primario con colocaciones netas en el mercado local de deuda. El mecanismo se reforzó recientemente mediante el giro de utilidades del BCRA al Tesoro, monto equivalente al superávit primario esterilizador proyectado para todo 2025.
Estas reservas en moneda local, que actualmente totalizan $11,7 billones, permiten enfrentar con tranquilidad escenarios de licitaciones con renovación parcial de vencimientos cuando esto responde a las mencionadas "buenas razones", garantizando la cancelación ordenada de compromisos y consolidando la solvencia fiscal a mediano plazo. Este fondo de liquidez funciona exclusivamente como respaldo para cubrir eventuales brechas en la renovación de deuda, contribuyendo a la estabilidad del sistema.
Adicionalmente, este buffer monetario "reduce la volatilidad esperada en las tasas de interés, incentivando la extensión de plazos por parte de los inversores, alineándose con la estrategia financiera que viene implementando el Tesoro". Esta tendencia podría intensificarse con una mayor participación de actores como fondos comunes de inversión o inversores extranjeros.
Desde la implementación del nuevo régimen, el dólar oficial se ha mantenido dentro de los parámetros establecidos. Las cotizaciones financieras como el MEP y el contado con liquidación experimentaron aumentos moderados, cerrando el 25 de abril en $1.126,53 y $1.190,07, respectivamente. La brecha cambiaria se ha reducido a aproximadamente 2%, mientras el mercado informal se ubicó en $1.225.
Las intervenciones del BCRA en el límite inferior de la banda están permitiendo incrementar las reservas internacionales, que el 25 de abril aumentaron en 415 millones de dólares, aunque este incremento también reflejó la apreciación del euro, el oro y el yuan, junto con el crecimiento de los depósitos en dólares del sector privado.
Furiase enfatizó que, pese a estos cambios en la mecánica monetaria, el objetivo prioritario continúa siendo la desinflación. La política monetaria ya no se enfoca exclusivamente en mantener fija la base monetaria amplia, sino que ha evolucionado hacia el establecimiento de límites para ciertos agregados monetarios, simultáneamente con el fortalecimiento de las reservas internacionales y el apoyo al crédito privado, componente esencial para la recuperación económica.
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