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Las tensiones internas del kirchnerismo se intensifican tras el triunfo libertario en la Ciudad de Buenos Aires

La victoria de Manuel Adorni en las recientes elecciones legislativas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha desatado una tormenta política en el seno del peronismo

Política20/05/2025 13News-Política

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La victoria de Manuel Adorni en las recientes elecciones legislativas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha desatado una tormenta política en el seno del peronismo, revitalizando antiguas disputas internas y acelerando la definición de estrategias electorales para los próximos comicios en la provincia de Buenos Aires. Con apenas un 53% de participación ciudadana en las urnas porteñas, el espacio kirchnerista se enfrenta a un dilema fundamental: cómo evitar que este desinterés electoral se replique en territorio bonaerense durante septiembre.

El candidato del oficialismo, Manuel Adorni, alcanzó el 30,13% de los sufragios, superando al representante peronista Leandro Santoro, quien obtuvo un 27,35%. Estos resultados, sumados a la escasa concurrencia del electorado, han encendido alarmas en el kirchnerismo respecto a la conveniencia de haber separado las elecciones provinciales de las nacionales, decisión adoptada por el gobernador Axel Kicillof.

"La táctica de provincializar los comicios no ha funcionado en ningún distrito", aseguran desde los sectores más cercanos a La Cámpora, organización que lidera Máximo Kirchner. Este diagnóstico contrasta con la posición que había manifestado el ex ministro Sergio Massa, quien abogaba por realizar las elecciones en noviembre, calculando que para entonces tanto el PRO como La Libertad Avanza llegarían a la contienda electoral en condiciones más desfavorables.

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Frente al desafío de incrementar la participación ciudadana en las próximas elecciones bonaerenses, el kirchnerismo apuesta fuerte a una carta que consideran infalible: la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner. Al menos tres dirigentes del entorno directo de la ex presidenta confirmaron a medios nacionales que la ex mandataria tiene decidido presentarse como primera candidata a diputada provincial por la tercera sección electoral.

Esta potencial postulación no solo buscaría motivar al electorado peronista para que concurra masivamente a los centros de votación, sino que también serviría como estrategia para contrarrestar la influencia del gobernador Kicillof en la configuración de las listas. Algunos dirigentes llegan incluso a sugerir que la ex vicepresidenta evaluaría candidaturas simultáneas a nivel provincial y nacional para evitar que el gobernador ubique figuras propias en la estratégica tercera sección en caso de que ella decida no encabezar la boleta.

El resultado electoral en la capital argentina ha evidenciado la urgencia de superar las divisiones internas en el peronismo. Sin embargo, a pesar de un reciente "pacto de no agresión", no se vislumbran señales claras de unidad que permitan enviar un mensaje contundente al electorado antes de septiembre.

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Desde el entorno del gobernador bonaerense descartan comunicaciones inmediatas con Cristina o Máximo Kirchner, argumentando que no pretenden "estar dos meses discutiendo una lista". Los colaboradores cercanos a Kicillof sostienen que éste "siempre ha estado dispuesto al diálogo", pero recuerdan que fue la propia ex presidenta quien cortó los canales de comunicación directa en abril, cuando le indicó al gobernador que "los temas electorales los hable con Máximo".

El kicillofismo percibe que, no obstante el supuesto acuerdo para evitar hostilidades, La Cámpora continúa socavando la figura del gobernador. Citan como ejemplo reciente un acto militante en Lanús donde el intendente Julián Álvarez utilizó como telón de fondo una pancarta con la consigna "Cristina 2025". "No somos nosotros quienes provocamos constantemente", afirman desde las oficinas gubernamentales en La Plata.

Mientras tanto, el gobernador trabaja en la organización de un plenario del Movimiento Derecho al Futuro, programado para el 24 de mayo, con el cual aspira a exhibir su capacidad de convocatoria política en la disputa por las candidaturas provinciales. Se anticipa la presencia de más de cuarenta intendentes y dirigentes que respaldan su gestión.

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Más allá de la derrota de Santoro en CABA, el peronismo interpreta que los resultados confirman una polarización nacional donde "la mitad del país es violeta y la mitad peronista". Esta lectura prácticamente obliga a una presentación unificada del espacio en las elecciones bonaerenses. El conflicto surge cuando se intenta determinar quién debe convocar a esa unidad: desde el kirchnerismo consideran que la iniciativa corresponde a Kicillof, mientras que desde el entorno del gobernador invierten la responsabilidad.

Un aspecto destacable de la elección porteña es el desempeño del peronismo local, que bajo la conducción de Juan Manuel Olmos logró un resultado que se alinea con los mejores momentos históricos del espacio en la capital. Los 27 puntos obtenidos por Santoro superan ampliamente los registros recientes del peronismo en provincias como Jujuy, Salta e incluso Chaco, donde figuras como Jorge Capitanich obtuvieron porcentajes inferiores.

Esta performance le permite al peronismo capitalino posicionar diez legisladores en la asamblea local, solo uno menos que La Libertad Avanza pero duplicando la representación del PRO, que quedó relegado al tercer lugar en los comicios.

El escenario post-electoral refleja un peronismo fragmentado en múltiples corrientes que, paradójicamente, necesita mostrar unidad para enfrentar los desafíos electorales venideros. El kirchnerismo duro insiste en la premisa de que solo una figura de la magnitud de Cristina Fernández puede movilizar al electorado peronista en una elección legislativa, mientras que el sector más cercano al gobernador apuesta por reforzar su imagen de gestión como activo electoral.

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La confrontación entre estas visiones estratégicas se desarrolla en un contexto de consolidación del oficialismo nacional, que tras su victoria en CABA buscará replicar el resultado en la provincia de Buenos Aires, territorio históricamente favorable al peronismo y clave en la configuración del poder político nacional.

Los próximos movimientos de los principales actores del espacio opositor determinarán no solo sus posibilidades electorales inmediatas sino también la correlación de fuerzas internas para el ciclo político que se abre hacia las presidenciales de 2027, donde tanto Kicillof como Cristina Kirchner podrían jugar roles protagónicos en la reorganización del mapa político argentino.

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