2025: El dilema argentino entre estabilización y competitividad cambiaria
La Argentina enfrenta un momento crítico en su trayectoria de estabilización macroeconómica, donde la consolidación de los logros antiinflacionarios colisiona con los desafíos de la competitividad sectorial
La Argentina enfrenta un momento crítico en su trayectoria de estabilización macroeconómica, donde la consolidación de los logros antiinflacionarios colisiona con los desafíos de la competitividad sectorial. El cierre de 2024 exhibe resultados que superaron las expectativas iniciales: sostenimiento del superávit fiscal, convergencia inflacionaria por debajo del 3% mensual y una brecha cambiaria contenida en niveles del 10%. Sin embargo, esta aparente normalización macroeconómica enmascara tensiones estructurales que demandan un análisis más profundo.
La apreciación del tipo de cambio real emerge como el nudo gordiano de la política económica. La divergencia entre una inflación acumulada del 120% y un ajuste cambiario nominal del 18% ha generado una significativa distorsión en los precios relativos, cuyas consecuencias comienzan a manifestarse en sectores tradicionalmente competitivos. El caso paradigmático del grupo Los Grobo evidencia las vulnerabilidades sistémicas que genera esta configuración de precios relativos.
El equipo económico enfrenta un complejo trilema entre estabilización monetaria, competitividad sectorial y acumulación de reservas. La estrategia de mantener un crawling peg del 2% mensual, exitosa en términos de coordinación de expectativas, encuentra sus límites en la erosión de márgenes sectoriales y la persistente fragilidad del balance del Banco Central, con reservas netas negativas superiores a USD 5.000 millones.
La "Fase 3" anunciada por el BCRA sugiere una aproximación gradualista hacia la flexibilización cambiaria, condicionada a la consolidación del proceso desinflacionario y la efectividad del ancla fiscal. Esta cautela refleja una comprensión realista de las restricciones estructurales que enfrenta la economía argentina.
Las proyecciones para 2025 presentan un escenario de claroscuros:
1. Desinflación:
- Expectativa de convergencia hacia tasas mensuales inferiores al 1% en el último trimestre
- Potencial ingreso a un régimen de inflación de un dígito anual para 2026
2. Crecimiento Económico:
- Proyección oficial del 5% que podría resultar conservadora
- Interrogantes sobre la distribución sectorial del crecimiento
3. Sector Externo:
- Desafíos en la generación de divisas por caída de precios internacionales
- Tensiones entre competitividad exportadora y estabilidad nominal
La sostenibilidad del esquema macroeconómico dependerá crucialmente de la capacidad del gobierno para:
- Gestionar las tensiones distributivas inherentes al proceso de estabilización
- Articular mecanismos compensatorios para sectores afectados por la apreciación cambiaria
- Fortalecer el balance del Banco Central sin comprometer la estabilidad nominal
- Desarrollar instrumentos que faciliten la transición hacia un régimen cambiario más flexible
El éxito de la estabilización no puede medirse únicamente en términos nominales. La construcción de una economía sostenible requiere equilibrar los imperativos de la estabilización con las necesidades de transformación productiva y equidad social. El desafío para 2025 será encontrar este delicado balance sin comprometer los logros alcanzados en materia de estabilización macroeconómica.
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