La Reserva Federal mantiene su hoja de ruta de recortes pese al impacto arancelario de Trump
Mientras Donald Trump se prepara para anunciar nuevas medidas arancelarias el próximo 2 de abril —fecha que denomina entusiastamente como "Día de la Liberación"— la Reserva Federal ha decidido conservar su proyección de diciembre que contempla dos reducciones de tasas para 2025
Mientras Donald Trump se prepara para anunciar nuevas medidas arancelarias el próximo 2 de abril —fecha que denomina entusiastamente como "Día de la Liberación"— la Reserva Federal ha decidido conservar su proyección de diciembre que contempla dos reducciones de tasas para 2025. Esta postura se mantiene a pesar de que el organismo monetario reconoce mayores riesgos para el cumplimiento de sus objetivos de política monetaria, en medio de modificaciones sustanciales a sus proyecciones económicas que reflejan preocupaciones sobre las presiones inflacionarias y el impacto negativo en el crecimiento derivado de las agresivas políticas comerciales de la administración.
El último panorama económico del banco central revela un ajuste considerable a la baja en las expectativas de crecimiento. Las previsiones del PIB para este año disminuyeron del 2,1% al 1,7%, mientras que las proyecciones para 2026 se redujeron del 2% al 1,8%. Paralelamente, se anticipa que el desempleo aumentará desde su nivel actual del 4,1% hasta alcanzar un 4,4% en diciembre. Estas modificaciones contrastan notablemente con las proyecciones de tasas de interés, que permanecen inalteradas e indican que la tasa de los fondos federales cerrará el año en 4%.
Según Jerome Powell, la decisión de la Fed de mantener esta trayectoria responde a un deseo de esperar mayor claridad antes de actuar. "Es apropiado aguardar por mayor nitidez, ya que los costos de la espera son muy reducidos", explicó Powell durante la conferencia posterior a la reunión de política monetaria. Este enfoque cauteloso minimiza posibles fricciones con la nueva administración mientras permite a los responsables de políticas recopilar más datos sobre el impacto económico de las iniciativas de Trump.
La OCDE ha advertido que la estrategia arancelaria de la administración podría reducir potencialmente la producción económica global en un 0,3% durante tres años, aumentando simultáneamente la inflación mundial en aproximadamente un 0,4% anual durante el mismo período. A diferencia de Trump, quien defiende los aranceles como herramientas económicas beneficiosas, la Reserva Federal se adhiere a la teoría económica convencional que señala que estas barreras comerciales generalmente ralentizan el crecimiento económico mientras estimulan el incremento de precios.
Enero y febrero ya mostraron evidencia de este impacto, con el banco central detectando aumentos en la inflación de bienes que los funcionarios atribuyen a la implementación arancelaria. Aunque la Fed caracteriza este fenómeno como transitorio —término que evoca incómodos recuerdos del error de cálculo inflacionario de 2021— ha ajustado su pronóstico de inflación subyacente al alza, proyectando ahora un 2,8% para finales de 2025 en comparación con la estimación de diciembre del 2,5%. El codiciado objetivo de inflación del 2% parece cada vez más distante, y los funcionarios no esperan alcanzar este punto de referencia hasta 2027.
Wall Street respondió positivamente a la moderación de la Fed. Los participantes del mercado temían un reconocimiento más directo de los riesgos inflacionarios, lo que podría haber señalado menos recortes de tasas. En cambio, los mercados de futuros en Chicago ahora anticipan tres reducciones antes de fin de año, con la primera potencialmente ocurriendo tan pronto como en junio, ligeramente más optimista que la proyección oficial de la Reserva Federal de dos recortes.
La autoridad monetaria comenzó su ciclo de flexibilización en septiembre pasado después de elevar agresivamente las tasas del 0,25% al 5,50% entre 2022 y 2023 para combatir la persistente inflación. Tras una reducción inicial de medio punto durante la temporada electoral, se materializó otro recorte de medio punto después de la victoria de Trump, llevando la tasa actual al 4,50%. Powell enfatizó que estas decisiones se basaron únicamente en las condiciones económicas y no en consideraciones electorales o especulaciones sobre las políticas de la administración entrante.
Este enfoque medido refleja la estrategia de la Fed en 2021, cuando evitó adelantarse a las iniciativas administrativas o desarrollos económicos. El banco central también anunció una reducción más lenta en su hoja de balance, con el gobernador Waller disintiendo en esta decisión particular. Estos pequeños gestos reflejan la determinación de la Fed de mantener su independencia mientras navega por un panorama político cada vez más complejo.
Las expectativas de los consumidores presentan otro indicador preocupante, con una inflación anticipada del 4,9% para el próximo año. Sin embargo, John Williams de la Fed de Nueva York descartó esta cifra calificándola como "una aberración", señalando que históricamente los consumidores sobreestiman la inflación. Lo más importante es que las expectativas del mercado de bonos permanecen estables, lo que sugiere que los temores inflacionarios no han permeado en los círculos de inversión profesionales.
Powell reconoció que mientras los indicadores de sentimiento económico sugieren posibles problemas, los datos económicos reales siguen siendo sólidos. "Si eventualmente el sentimiento daña la economía real, lo sabremos muy pronto", afirmó, "pero eso aún no ha ocurrido". Esta divergencia entre los datos "blandos" de sentimiento y las estadísticas económicas "duras" proporciona a la Fed justificación para su enfoque de esperar y observar.
El presidente de la Fed de Chicago, Austan Goolsbee, caracterizó la política comercial de la administración como creadora de "presión estanflacionaria", pero distinguió las condiciones actuales de las de la década de 1980, señalando que la economía actual parece lo suficientemente fuerte para absorber estos impactos sin daños significativos. No obstante, Powell admitió que han aumentado los riesgos para lograr el doble mandato de la Fed de estabilidad de precios y máximo empleo.
Trump continúa avanzando en su agenda con campañas masivas de deportación, cierres de agencias, reducciones de empleos en el sector público y aumentos arancelarios. Según se informa, su administración planea introducir un "Régimen de Reciprocidad" el 2 de abril, junto con un tercer intento de imponer aranceles del 25% a las importaciones canadienses y mexicanas a pesar de los acuerdos de libre comercio existentes.
Los analistas del mercado creen que si Trump presiona demasiado agresivamente en materia comercial, la Reserva Federal podría necesitar acelerar su cronograma de respuesta. El presidente mostró potencial flexibilidad el viernes cuando sugirió que China podría estar abierta a negociaciones, una declaración que trajo un leve alivio a Wall Street. Los observadores económicos esperan que se produzca un diálogo significativo antes de que el deterioro del sentimiento comience a afectar los indicadores económicos concretos.
La Reserva Federal se encuentra navegando por aguas traicioneras donde la efectividad de la política monetaria podría estar limitada. Si la contracción económica coincide con el aumento de las expectativas de inflación, Powell enfrentará decisiones difíciles sin soluciones obvias. Por ahora, el banco central mantiene su curso proyectado mientras monitorea cuidadosamente un panorama económico cada vez más moldeado por políticas comerciales presidenciales que por factores monetarios tradicionales.
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