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Estudio revela riesgos de dependencia emocional y cognitiva por uso excesivo de ChatGPT

Una reciente investigación científica ha encendido alarmas sobre posibles consecuencias psicológicas derivadas del uso intensivo de sistemas de inteligencia artificial conversacional

Tecnología26/03/2025 13News-Tecnología

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Una reciente investigación científica ha encendido alarmas sobre posibles consecuencias psicológicas derivadas del uso intensivo de sistemas de inteligencia artificial conversacional. Durante cuatro semanas, especialistas monitorizaron los patrones de interacción de aproximadamente mil individuos con ChatGPT, descubriendo tendencias preocupantes que sugieren el desarrollo de vínculos emocionales problemáticos con esta tecnología.

El análisis identificó que aquellos participantes que recurren frecuentemente a la plataforma para solicitar recomendaciones, aclaraciones conceptuales o asistencia en procesos creativos presentan mayor probabilidad de generar dependencia afectiva hacia el sistema. Estos comportamientos, catalogados entre los más habituales, parecen crear una base propicia para el establecimiento de lazos emocionales con la herramienta digital.

Los investigadores acuñaron el término "uso problemático" para describir patrones compulsivos de interacción que eventualmente repercuten negativamente en el bienestar físico y psicosocial del usuario. Este fenómeno se caracteriza por conductas similares a las observadas en otras adicciones tecnológicas, donde el individuo pierde gradualmente su capacidad de autoregulación frente al estímulo digital.

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Un hallazgo particularmente significativo muestra que quienes desarrollan esta relación problemática tienden a personificar la inteligencia artificial, atribuyéndole cualidades propias de entidades conscientes. Estos usuarios no solo consideran al sistema como una entidad amistosa, sino que depositan elevados niveles de confianza en sus respuestas y llegan a creer que la plataforma puede percibir sus estados emocionales e incluso experimentar preocupación por su bienestar.

El equipo científico plantea interrogantes sobre posibles implicaciones a largo plazo, sugiriendo la necesidad de investigar si estos patrones conductuales podrían derivar en lo que denominan "dependencia cognitiva". Esta condición se manifestaría cuando las personas delegan progresivamente sus procesos decisorios y resolución de problemas a sistemas artificiales, relegando su juicio autónomo y potencialmente experimentando una erosión en su confianza para enfrentar situaciones cotidianas sin asistencia tecnológica.

Esta preocupación contrasta notablemente con la narrativa predominante en el sector tecnológico, donde se enfatiza el potencial de la inteligencia artificial como herramienta complementaria para potenciar capacidades humanas, no como sustituto de estas. Avijit Ghosh, especialista en políticas aplicadas en Hugging Face, ha expresado previamente a medios especializados que si bien "las actividades rutinarias están siendo automatizadas", la idea de una fuerza laboral completamente independiente basada en inteligencia artificial permanece en el terreno especulativo.

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El paradigma ideal, según consenso entre expertos, contempla una sinergia entre inteligencia humana y artificial que genere resultados cualitativamente superiores a los que cada parte podría alcanzar individualmente. Sin embargo, la rápida adopción de estas tecnologías ha creado una encrucijada para trabajadores y profesionales de diversos sectores.

Por un lado, existe el temor justificado a experimentar rezago competitivo frente a colegas que incorporan eficientemente estas herramientas en sus flujos laborales. Simultáneamente, un uso desmedido podría conducir a la dilución de habilidades propias y, como sugiere este estudio, afectar elementos fundamentales de la identidad profesional y personal.

La investigación arroja luz sobre un aspecto frecuentemente subestimado en el debate público sobre inteligencia artificial: sus potenciales efectos psicológicos. Mientras discusiones sobre ética algorítmica, privacidad de datos y desplazamiento laboral dominan la agenda mediática, las consecuencias del vínculo emocional usuario-máquina han recibido atención comparativamente menor.

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El fenómeno observado presenta paralelos interesantes con otras transiciones tecnológicas históricas. La adopción masiva de calculadoras generó preocupaciones sobre deterioro en habilidades aritméticas básicas; los sistemas GPS provocaron debates sobre la atrofia de capacidades de orientación espacial natural. Actualmente, presenciamos inquietudes similares respecto a cómo la delegación de procesos cognitivos a inteligencias artificiales podría afectar capacidades mentales fundamentales.

La dependencia emocional identificada plantea interrogantes sobre la naturaleza cambiante de nuestras interacciones sociales. A diferencia de herramientas tecnológicas previas, los sistemas conversacionales modernos están específicamente diseñados para simular aspectos de interacción humana, creando una experiencia que puede confundir los límites entre relaciones sociales auténticas y simuladas, especialmente para usuarios vulnerables o con necesidades de conexión insatisfechas.

Este estudio se suma a un creciente corpus de evidencia que sugiere la necesidad de desarrollar marcos conceptuales para comprender y potencialmente regular nuestra relación con tecnologías emergentes. Tradicionalmente, la alfabetización digital se ha centrado en aspectos técnicos y funcionales. Los hallazgos actuales indican que debería expandirse para incluir competencias relacionadas con el bienestar psicológico y el establecimiento de límites saludables con sistemas cada vez más persuasivos y aparentemente empáticos.

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El dilema contemporáneo trasciende la simple dicotomía entre adopción o rechazo tecnológico. Estamos ante una cuestión más sutil: cómo integrar estas herramientas manteniendo nuestra autonomía cognitiva y bienestar psicológico. La capacidad para determinar cuándo resulta apropiado solicitar asistencia artificial y cuándo es preferible confiar en procesos mentales propios emerge como una competencia crucial en la era digital actual.

Los investigadores señalan que, independientemente de cómo se conciba la inteligencia artificial —ya sea como avance puramente técnico o como desarrollo con dimensiones casi transcendentales—, principios tradicionales como la moderación mantienen su relevancia. La capacidad humana para integrar nuevas tecnologías preservando aspectos esenciales de nuestra cognición ha sido históricamente determinante para que transformaciones técnicas resulten beneficiosas a largo plazo.

Este equilibrio se torna particularmente relevante considerando que las interacciones con sistemas conversacionales ocurren frecuentemente sin supervisión externa, a diferencia de otras tecnologías cuyos efectos resultan más visibles y, por tanto, susceptibles a intervención social o institucional.

Mientras empresas tecnológicas continúan perfeccionando sus modelos para ofrecer experiencias cada vez más personalizadas y convincentes, la comunidad científica advierte sobre la importancia de desarrollar paralelamente mecanismos protectores. Estos podrían incluir desde recomendaciones sobre patrones saludables de uso hasta potenciales modificaciones en el diseño de interfaces que promuevan interacciones beneficiosas sin fomentar dependencia.

En este panorama complejo, la educación emerge como factor crítico. Comprender las capacidades reales y limitaciones de estos sistemas, reconocer su naturaleza fundamentalmente distinta de la cognición humana pese a similitudes superficiales, y desarrollar criterios sólidos para evaluar sus outputs, constituyen componentes esenciales de una relación equilibrada con estas tecnologías.

El estudio representa un valioso primer paso hacia la comprensión de dinámicas psicológicas emergentes en nuestra interacción con inteligencias artificiales conversacionales. Su continuidad y expansión resultarán fundamentales para desarrollar estrategias que maximicen beneficios mientras minimizamos riesgos potenciales de estas tecnologías transformadoras que, innegablemente, continuarán integrándose en nuestra cotidianidad personal y profesional.

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